Reseña de la Ponencia: “Los impactos sociales de la soja en el Chaco”

“Los impactos sociales de la soja en el Chaco” Reseña del segundo informe sobre la soja en el Chaco del equipo de investigación de la Escuela de Gobierno. Dicho informe presentado como ponencia en las XII Jornadas de Sociología de la UBA, (en la Mesa 122: Debates Contemporáneos de los Estudios Rurales), es producto de una línea de investigación referente a las desigualdades sociales y coordinado por la Dra. Mariana Heredia (especialista en temáticas de esta índole), llevado a cabo por Miguel, Alegre; Renzo, Balbiano; Macarena, Mauriño; Ignacio, Ossola; Marianela, Pérez y Federico, Sanz. El mismo se propone evidenciar el impacto social del avance sojero en la provincia, sistematizando el análisis sobre tres ejes que conforman las secciones del mismo. La primera sección, donde se evalúan los cambios en el régimen de tenencia y concentración de las tierras, fundamentalmente la evolución del tamaño de las Explotaciones Agropecuarias (EAPs) comparando las diferencias de los datos entre los departamentos más y menos sojizados; tomando datos de los censos agropecuarios y de la Dirección de Catastro de la Provincia. En la segunda sección, se estudia el impacto en la cantidad y calidad del empleo rural directo e indirecto, basándose en datos de los censos agropecuarios, y otros organismos públicos, además de entrevistas a distintos actores relevantes en el proceso de sojización. En la tercer sección, se presenta un análisis sobre el posible impacto del avance del modelo sojero en la dinámica migratoria y la disminución de la población rural, basándose también en la diferencias entre los departamentos más y menos sojizados y tomando los datos del Ministerio de Producción de la Provincia. Para responder estos interrogantes, se utilizaron diversas fuentes estadísticas (censos agropecuarios 1988, 2002 y 2008, de Población y Viviendas 1991, 2001 y 2010), además de informes y base de datos oficiales de organismos nacionales y provinciales, así como de gremios y organismos autárquicos donde están representados sectores vinculados con la actividad agrícola. Asimismo, se realizaron diversas entrevistas a distintos actores cuya visión era relevante para describir el impacto social del proceso de sojización. Este estudio es fruto asimismo, de un trabajo previo donde se volcó todo lo conocido y estudiado hasta el momento (Sojización del Chaco: Estado del Conocimiento) respecto a esta temática en el Chaco, y su relevancia a nivel nacional. Se trató de evidenciar los impactos del cultivo buscando aportar información que sostenga la evidencia de un proceso de transformación llevado a cabo por el mismo. Los posibles procesos de concentración de la tierra en la provincia se pensaron teniendo en cuenta que el modelo productivo del agro negocio, del cual la soja fue el cultivo más simbólico, (por el requerimiento de un paquete tecnológico, por ser capital intensivo) impulsó la acumulación de una gran cantidad de hectáreas en producción. Si los procesos de acumulación de arriendos y/o tenencia de la tierra se asemejan a los resultados nacionales, se evidenciaría en los departamentos más sojeros esta dinámica. En efecto en Chaco, los resultados arribados mostraron que se puede hablar de un aumento del arriendo y la concentración de la tierra en los departamentos con mayor cantidad de hectáreas sembradas en el periodo 1988-2008. En un segundo eje se buscó contrastar cuales habían sido las principales transformaciones en el empleo. Para esto se recurrió al análisis departamental en base a censos de 2001 y 2010, analizando los departamentos más sojeros, evidenciando un proceso que coincide con los análisis a nivel nacional de menor requerimiento de mano de obra por cada 100 hectáreas a pesar de un aumento significativo en la cantidad de hectáreas sembradas. Por último se trató de analizar las migraciones intraprovinciales (entre los distintos departamentos) e intradepartamentales (movimientos entre localidades urbanas y rurales agrupadas). Este modelo productivo, en fin podría explicar en parte las migraciones y movimientos de las poblaciones rurales dispersas. Entonces se puede evidenciar un proceso que en rasgos generales, permite comprobar en el Chaco las dinámicas nacionales, y las consideraciones de la literatura en general. Dichos resultados deberían complementarse con aportes que generen mayores evidencias a partir de intervenciones de campo, anexando el abordaje de otras de las caras sensibles que conlleva el modelo de agronegocios, a decir los problemas de pueblos fumigados, los conflictos por desalojo, los procesos de deforestación y la problemática del uso de agroquímicos.

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Estudio sobre el Impacto Asimétrico de la Inflación según sectores sociales

Un trabajo realizado por investigadores del CONICET y de la UBA, revela datos significativos y conclusiones de consideración acerca de los niveles de inflación para el último año en nuestro país y su impacto diferencial sobre las distintas clases sociales. La aceleración del proceso inflacionario no sólo tiene consecuencias negativas generales para la sociedad, sino que las mismas se agudizan para los sectores más vulnerables según lo señalado por los autores. Es por tanto, un trabajo de relevancia y de interés para comprender la problemática social y económica que representa la inflación. Ficha Técnica. Título: Impacto asimétrico de la aceleración inflacionaria en Argentina (2015-2016) Autores: Demian Tupac Manigo (UNLP, CITRA-CONICET/UMET, UNM), Fernando García Díaz (UBA), Sergio Rosanovich (UBA, UNSAM), Pilar Monteagudo (UBA). Idioma: Español Fecha de publicación: Marzo 2016. Documento completo: http://eppa.com.ar/wp-content/uploads/2016/03/EL-IMPACTO-ASIME%CC%81TRICO-DE-LA-ACELERACIO%CC%81N-INFLACIONARIA-EN-ARGENTINA-FINAL.pdf Resumen: La fuerte devaluación en el orden del 67% (Tipo de cambio paso de $9,58 en Diciembre de 2015 a $16,03 en Marzo de 2016) combinada con una quita de subsidios, reducción o eliminación de derechos de exportación de ciertos bienes agropecuarios y liberación de cupos de exportación para ciertos bienes claves de la canasta alimentaria tuvieron como consecuencia un incremento el nivel general de precios afectando el poder adquisitivo de toda la población. El presente trabajo pone énfasis en la forma desigual en que impacta la inflación a lo largo de las distintas clases sociales utilizando índices de precios por sub-grupos poblacionales, a diferencia del IPC (Índice de precios al consumidor), el cual posee un defecto, al otorgar mayor peso a los hogares más acaudalados (sesgo plutocrático). La recolección de datos fue llevada a cabo en la Ciudad de Buenos Aires desde Febrero de 2015 hasta Febrero de 2016 y abarcó los rubros: energía eléctrica, alimentos y alquileres. Los resultados más relevantes son: 1) La tasa de inflación interanual promedio simple (sin ponderar por participación en la canasta de consumo) que experimentaron los tres rubros seleccionados en CABA entre Febrero de 2015 y Febrero de 2016 superó el 169% (39% alimentos -de CBA-, 63% alquileres y 405% energía eléctrica -para una familia de los deciles 5 o 6 de gastos per cápita-).  2) Al ponderar este valor por las participaciones de dichos rubros en la canasta de los deciles medios, el aumento promedio ponderado de los mismos asciende al 52.9% interanual. 3) El poder adquisitivo promedio de los habitantes de la CABA ha experimentado una caída superior al 16.3% (24% para los sectores más vulnerables) en sólo 4/5 meses.  4) No obstante, dicha cifra agregada esconde fuertes diferencias de impacto entre los distintos hogares de la Ciudad. Mientras que la pérdida de poder adquisitivo de las familias más vulnerables (ej. deciles 1 y 2 de gastos) durante los últimos meses asciende al 23.86% y 20.82% respectivamente; para los hogares de mayores recursos (ej. deciles 9 y 10) la misma resulta de sólo el 13.58% y 11.08%. Para paliar estos efectos, el gobierno incremento la base del mínimo no imponible el impuesto a las ganancias, lo cual solo tuvo como efecto un aumento en la asimetría. Por otro lado, se estaría por implementar una devolución parcial del IVA para los sectores más vulnerables. Esto mejoraría la situación pero no corregiría por completo el impacto desigual por lo que el trabajo propone una quita total. Sin embargo, existe un problema, sólo el 9% de los miembros de las clases bajas realiza sus compras vía posnet. Problema aún mayor, ninguna de las políticas implementadas o a implementarse beneficiaría al sector con mayor peso de la economía Argentina, la clase media. Solo se provee un incremento del salario cercano al 25% (muy por debajo de la inflación esperada), el cual no alcanzaría a mantener el poder adquisitivo de la clase media. En fin, se observa que una elevada tasa de inflación generas efectos redistributivos no deseados. Si bien es un problema y perjudica a todos los sectores sociales, su efecto es diferente para casa sector. Además se pone de relieve la necesidad de contar con índices más precisos para una mejor medición del impacto sobre los distintos sub grupos poblacionales. Todo ello para elaborar mejores políticas económicas y sociales, como así también mejorar las negociaciones entre empresarios y trabajadores.

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Informe Mundial sobre Ciencias Sociales 2016

El Jueves 22 de septiembre, se presentó en la Real Academia Sueca de Ciencias, en Estocolmo, el Informe Mundial sobre las Ciencias Sociales 2016 titulado “Afrontar el reto de las desigualdades y trazar vías hacia un mundo más justo”. El aumento de las desigualdades pone en peligro la sostenibilidad de las economías, sociedades y comunidades, socavando los esfuerzos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2030, según el Informe. Señala las lagunas que persisten en materia de datos sobre las desigualdades en diferentes partes del mundo y aboga por una investigación más robusta de la relación entre la desigualdad económica y otras formas de desigualdad, por ejemplo, de género, educación y salud. El Informe Mundial sobre Ciencias Sociales contiene contribuciones de más de cien expertos, supervisadas por un comité científico consultivo formado por académicos destacados de todas las regiones, entre ellos el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz. El informe, preparado por el Consejo Internacional de Ciencias Sociales (CICS) en cooperación con el Instituto de Estudios para el Desarrollo (IDS), ha sido coeditado por la UNESCO. “Los gobiernos, empresas, dirigentes de la sociedad civil y ciudadanos del mundo entero siguen teniendo presente el problema que representan el aumento de la desigualdad y la manera en que ésta se debe abordar. La reducción de la desigualdad es ante todo una cuestión de equidad y justicia social. Es también fundamental para erradicar la extrema pobreza, impulsar las transformaciones propicias para el desarrollo sostenible, promover el progreso social, reducir los conflictos y la violencia, y fomentar una gobernanza inclusiva”, dice el Informe.

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Fragmento del artículo de Ricardo Aronskind – publicado en el último número de Voces en el Fénix

Aldo Ferrer y la construcción de la densidad nacional El desafío implícito en el concepto de densidad nacional La densidad nacional se constituye a partir de cuatro grandes factores: cohesión y movilidad social (“en mayor o menor medida, todos los países exitosos registraron tensiones sociales, en algunos casos extremas y violentas; pero sus sociedades registraron un nivel de cohesión y movilidad social que sustentó el proceso de acumulación en sentido amplio e hizo participar a la mayor parte de la sociedad de los frutos del desarrollo”); liderazgos y acumulación de poder (“la cadena de agregación de valor de los diversos sectores productivos contó con participaciones decisivas de empresas nacionales. La presencia de filiales de empresas extranjeras nunca constituyó un bloque dominante y estuvo asociada al tejido productivo mediante eslabonamientos con empresas de propiedad pública y empresarios locales”); Estabilidad institucional (“los países exitosos cuentan con instituciones estables y regímenes políticos capaces de contener y resolver las tensiones emergentes del proceso de transformación (…) las reglas de juego establecidas reflejan la existencia de un sentido de pertenencia en la mayor parte de la sociedad (…) ningún sector está en condiciones de romper las normas aceptadas para imponer su voluntad sobre el resto de los actores”); y finalmente el pensamiento crítico (“el pensamiento estructuralista fue desplazado en América latina bajo la avalancha neoliberal sustentada en la crisis de la deuda y en las debilidades internas (…) en todos los países exitosos predominó un pensamiento crítico fundado en el interés nacional y el rechazo al pensamiento hegemónico de las potencias dominantes”). En años recientes, Aldo Ferrer comenzó a trabajar sobre un concepto complejo y sofisticado: un instrumento conceptual que permitiera dar cuenta de las limitaciones y potencialidades de los países para insertarse exitosamente –soberanamente– en el orden global. Llegó así al concepto de densidad nacional, tan relevante en nuestra época como el tan nombrado como incomprendido concepto de desarrollo. Ferrer percibió la necesidad de dar cuenta del comportamiento que América latina ha tenido en las últimas décadas de su historia económica, en las cuales pareció abandonar la meta de completar la conquistada independencia política con la nunca lograda independencia económica. Así como el desarrollo es un concepto multidimensional, la densidad nacional vuelve a enlazar naturalmente a diversas disciplinas sociales, en un desafío investigativo e interpretativo extraordinario. Luego de recorrer la experiencia comparada de un conjunto muy diverso de países que pueden considerarse exitosos por haber logrado una buena inserción internacional y elevados estándares de vida para su población, gracias al despliegue amplio de sus potencialidades, el autor llega a la conclusión de que lo que les ha permitido alcanzar esos logros significativos ha sido el haber generado internamente una sólida densidad nacional. Ferrer deja así planteado un auténtico desafío intelectual para el campo académico, ya que ha desplegado una serie de dimensiones complejamente interrelacionadas que deben ser comprendidas e investigadas en cada caso específico. Pero aún es mayor el desafío para el mundo de la política concreta: si el camino al desarrollo nacional requiere del esfuerzo multidimensional que implica lograr la cohesión social, contar con un empresariado que acumule e invierta en el espacio nacional, establecer instituciones capaces de procesar y resolver los conflictos vinculados a la transformación, y desplegar un pensamiento propio frente al pensamiento hegemónico, son numerosas las tareas y acciones que deberán plantearse en función de esas metas. Como el desarrollo, el fortalecimiento de la densidad nacional requerirá de la movilización y articulación de todos los recursos valiosos disponibles en nuestra sociedad. Pensando junto a Aldo Ferrer Queremos aquí señalar una serie de cuestiones que nos hubiera gustado seguir profundizando con él, en relación a los significados e implicancias del concepto de densidad nacional. Pensando en la historia argentina reciente, no cabe duda de que un punto de inflexión fue la dictadura cívico-militar de 1976. Cuando se la estudia, se observa que junto con el quiebre institucional y la eliminación de las garantías democráticas básicas, se implementó en lo económico un proceso de desindustrialización, especulación financiera y endeudamiento externo. El impacto sobre la cohesión social fue enorme, y aún hoy no ha sido revertido. En lo ideológico, la persecución de las ideas heterodoxas favoreció la difusión masiva del neoliberalismo, que constituye el pensamiento céntrico por excelencia. Se podría decir que ese régimen político representó exactamente lo opuesto a lo que Aldo Ferrer recomienda en términos de construcción de densidad nacional. El problema es que dicho régimen contó con la adhesión de fuertes sectores empresarios, que deberían ser, en la visión de Ferrer, quienes hagan la apuesta por la acumulación dentro de las fronteras nacionales y quienes formulen una visión “propia” en relación a otros intereses transnacionales. Después de concluido el episodio dictatorial, sin embargo, el primer gobierno democrático liderado por el Dr. Alfonsín encontró fuertísimas trabas para aliviar la pesada carga de la deuda externa y así poder sostener una política autónoma de desarrollo, provenientes de las potencias hegemónicas. En esa circunstancia histórica, el orden global actuó interponiéndose activamente en el proceso de recuperación nacional. Si bien ese gobierno democrático contaba con autonomía intelectual para “leer” el mundo, ni los actores económicos locales ni los externos permitieron construir densidad nacional. En la gestión del Dr. Menem se reintrodujo el pensamiento céntrico en el propio seno del Estado, se incrementó la desigualdad y la marginalidad social, y se promovió la desafección por lo público. Nuevamente, el empresariado más dotado por sus recursos productivos y financieros para realizar la acumulación, apoyó el proceso de privatizaciones y extranjerización de las empresas públicas, y en no pocos casos vendió sus propias empresas al capital extranjero. Ferrer señala en su libro que los comportamientos empresarios serían efectos de las “reglas de juego” equivocadas planteadas desde el sector público. Sin embargo persiste la duda sobre el grado en que poderosos intereses sectoriales pueden incidir en el diseño de las “reglas de juego” y en la selección de los propios funcionarios que deben implementarlas. Aldo Ferrer señala con precisión el efecto negativo del pensamiento céntrico para lograr la necesaria densidad nacional. El problema se acrecienta cuando parte del liderazgo político y empresarial pareciera portador de ese pensamiento céntrico, como se manifiesta en el apoyo declarado a los quiebres institucionales, la adhesión acrítica a los lineamientos del Consenso de Washington, el entusiasmo irresponsable frente a eventuales tratados de libre comercio, o la reiterada tendencia a la adopción sin matices de las modas intelectuales provenientes de las potencias hegemónicas. Ferrer entiende que las instituciones democráticas locales están en pleno funcionamiento, y que ese es un activo de la densidad nacional. Pero seguramente no se le escapaban los graves ruidos institucionales que marcaron, por ejemplo, la caída del Dr. Alfonsín, las irregularidades republicanas durante el gobierno del Dr. Menem, los desórdenes económico-sociales que determinaron la renuncia del Dr. De la Rúa, o los comportamientos corporativos que jaquearon la legalidad durante la reciente gestión kirchnerista. Esos ruidos persistentes entre economía y política o política y economía, debilitan la densidad nacional en la medida en que ilustran significativas divergencias sectoriales en torno a cuál debería ser el rumbo estratégico de la nación. En el ámbito global, nuevamente Ferrer es optimista. Entiende que conjuntamente con todas las naciones emergentes que tienen hoy vigorosas políticas estatales para construir el desarrollo nacional, las economías del Atlántico retrocederán en algún momento de sus actuales prácticas neoliberales –lideradas por las finanzas–, y retomarán políticas de estímulo a la demanda y la producción. Ese nuevo escenario generará mejores condiciones para que la periferia latinoamericana asuma políticas públicas más expansivas y dinámicas. Esperamos que esta visión sea la que finalmente se concrete, ya que en la presente coyuntura, incluso luego de la grave crisis financiera provocada por los principales actores de Wall Street, sigue preponderando la lógica económica y social del capital financiero, que conlleva tendencias globales al estancamiento y el desempleo. Quizás en el capitalismo keynesiano de posguerra no sólo primó una comprensión intelectual más sofisticada de las limitaciones que tienen los mercados, y del rol regulador clave del Estado –a partir de la catástrofe que estalló en 1929–, sino que también jugó un papel significativo la presencia de una “amenaza” sistémica, el mundo comunista, que contribuyó a reforzar las voces favorables a la autorregulación responsable del sistema. Hoy tal “amenaza” no existe, y la prédica desregulatoria –e incluso la consagración de la primacía de los intereses corporativos sobre los Estados, como en el caso de los actuales TTP y TTIP– continúa a pesar de los peligros económicos y sociales que el descontrol de los mercados sigue provocando. Aldo Ferrer y la construcción de la densidad nacional > 2 5 Conclusión Aldo Ferrer logró construir una forma de pensar que le permitió dar cuenta de los grandes procesos históricos universales, de largo aliento, y al mismo tiempo poder comprender y encuadrar la lógica de las políticas locales coyunturales. Fue un destacado representante de una escuela de pensamiento latinoamericano que realizó un esfuerzo de construir un pensamiento abarcativo, no fragmentado, en contraposición al estéril pensamiento predominante en las unidades académicas hegemónicas. En ese sentido no fue un creador de teoría abstracta, ni cultor de un empirismo chato y sin perspectiva, y nos dejó un legado rico que debería ser profundizado por aquellos actores con vocación nacional. ¿Fue Aldo Ferrer excesivamente optimista? Las más graves coyunturas no lograban que él abandonara su convicción en el enorme potencial argentino, incluso cuando muchos se sentían abrumados por la cantidad de severos problemas que aquejaban al país. Es que Ferrer trascendió largamente la figura del economista convencional. La idea del desarrollo, como se comprenderá, no es una idea “económica”, sino política. Y Ferrer, a su manera y con su estilo, fue un dirigente político, que decidió incidir en el destino nacional no desde la política partidaria estrecha, sino en la conformación de grandes consensos nacionales transformadores. Por lo tanto, no solo su carácter personal determinó la permanente “positividad” de su prédica, sino su ubicación social como dirigente, no de una fracción partidaria, sino de una corriente histórica de largo aliento, que atraviesa los agrupamientos circunstanciales, para poner la mira en las cuestiones sustantivas que definen la historia de un país. Políticamente Ferrer continuó luchando, como lo demuestran sus últimos trabajos, por formular un pensamiento económico nacional, soberano, actualizado. De sus ideas surgen naturalmente líneas de acción y orientaciones fundamentales para nutrir un proyecto nacional y latinoamericano en el difícil e incierto siglo XXI.

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Comentamos el Artículo: “Empresariado nacional y desarrollo económico. Algunas notas para alentar su discusión”

de Paula Español y Germán Herrera Bartis. Publicado en el N° 54 de Voces en el Fénix Para quebrar el circuito circular de perpetuación del subdesarrollo se necesita un Estado soberano y fuerte que potencie un tipo de empresario dinámico, innovador y transformador, comprometido con el crecimiento, la diversificación y la internacionalización de su producción. Solo en esas condiciones, y a través de políticas públicas específicas que desarrollen sectores, encadenamientos productivos e, incluso, empresas específicas, se podrá avanzar en un proceso de desarrollo sostenible. La idea de transformación implícita en este artículo se ancla en una concepción amplia y profunda del desarrollo, como proceso abarcativo del crecimiento económico pero mucho más extenso y demandante que aquel, por cuanto implica reformas y cambios al interior del entramado socio-productivo a fin de tornarlo sustentable y sostenible en el tiempo. Los autores ponen a consideración la noción de cambio productivo estructural como eje de la estrategia de desarrollo, entendiendo por aquel al cambio profundo en el que el sistema productivo se vuelca paulatinamente hacia actividades y sectores de alta tecnología y tecnificación, con mayor valor agregado, intensivos en conocimiento e innovación, trascendiendo una estructura productiva especializada en ventajas comparativas altamente vulnerable a las cambiantes condiciones internacionales. Sostienen los autores que este cambio no se da exógenamente ni se produce por sí solo, sino que demanda necesariamente la presencia de actores claves que lo impulsen. Compartiendo los postulados de un enfoque heterodoxo los autores identifican dos roles claves en el Estado para la consecución del proyecto de transformación productiva: orientar y propulsar el cambio identificando sectores estratégicos, planteando incentivos, etc. y contar con una burocracia técnica estatal profesional y comprometida para garantizar una efectiva intervención a través de las políticas públicas. El segundo actor en esta estrategia superadora hacia el desarrollo lo constituye la empresa, a la cual se la concibe desde una mirada más amplia, esta no solo configura la dimensión física de una función de producción particular sino un espacio propicio de absorción, difusión y generación de conocimientos y tecnologías aplicables al sistema productivo. Pero lejos de un estudio del desempeño y las características de cada actor por vías separadas, el análisis ha puesto con mayor énfasis la mirada en los medios y formas de relación entre ambos, como piedra angular de un proceso genuino de transformación, retomando ideas planteadas décadas atrás por Peter Evans, en su concepto de autonomía enraizada que se inspira en los procesos evidenciados en los casos de los desarrollo tardío, en especial en los casos de los Países Asiáticos del Este. Aquí los autores dejan bien planteado sus fundamentos: el empresariado es una construcción política más que un actor con características pre-configuradas y similares en todos los países, es por esto que el Estado debe tomar la responsabilidad de contribuir a la conformación de un empresariado comprometido con los intereses nacionales y al mismo tiempo capaz de sobrevivir en el mercado en condiciones competitivas. “…no hay empresarios sin Estado, ni desarrollo económico sin empresarios”. Aldo Ferrer (2014). El Empresario Argentino En esta línea se presenta un claro desafío, la posibilidad de articular espacios e instituciones sostenibles a través de las cuales canalizar políticas de desarrollo de sectores, encadenamientos productivos e incluso empresas específicas. Es decir una matriz de incentivos que configure la base sólida para la industrialización y la adquisición de conocimiento, potenciando las estrategias de innovación del sector privado, incentivando y respaldando las decisiones de inversión y de riesgo, como así también estipular mecanismo de disciplinamiento y redireccionamiento del capital. En este sentido los autores son muy explícitos al alertar acerca de los peligros de una confianza ciega en la inversión extranjera directa. De manera sintética pero contundente plasman las consecuencias evidenciadas en aquellos procesos donde los capitales extranjeros no fueron orientados ni mucho menos disciplinados. Sostienen así que la inversión extranjera directa es escasa y tiende a asentarse en aquellos sectores donde es menos necesaria. Es por esto que los mecanismos de política e intervención se hacen necesarios asegurando los intereses de la industria nacional, desde el pensamiento nacional y no desde esferas ajenas y externas que pretendan alienar, a través de una receta única, la capacidad de generar e implementar políticas públicas. En síntesis, los autores plantean la urgente necesidad de discutir, definir y articular un proyecto de desarrollo en el que conciben al Estado y al empresariado como los actores primordiales, e identifican en la relación entre ambos la inequívoca clave del desarrollo: un Estado capaz de hacer surgir y promover a un empresariado nacional que lleve adelante una transformación productiva y tecnológica siendo el motor de un proceso de desarrollo inclusivo e incluyente.

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Libros para Pensar: Raíces Históricas del Federalismo Latinoamericano

CHIARAMONTE, José Carlos. Raíces Históricas del Federalismo Latinoamericano- 1ª ed. – Buenos Aires, Sudamericana, 2016. 320 Págs.  José Carlos Chiaramonte es historiador, profesor de Filosofía, docente universitario, e investigador del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani” -UBA/ CONICET- del cual fue director entre 1986 y 2013. En este ensayo expone un análisis sobre una temática clave como ha sido y aún es el federalismo latinoamericano e intenta explicitar el porqué de su particular funcionamiento. Busca revisar y explicar nociones que hasta no mucho tiempo atrás eran aceptadas ampliamente por los estudios históricos y por el gran público: la nacionalidad argentina como fruto del nuevo estado y no preexistente a este; la común creencia de la superioridad de las naciones anglosajonas sobre las latinas, y otras cuestiones que condicionan la forma en que se entendió el federalismo en Latinoamérica. Basa su análisis en estudios y testimonios de época, recoge las visiones de destacados intelectuales y teóricos como Juan Bautista Alberdi y de los actores políticos que tuvieron un rol determinante en la construcción de los nuevos estados en el Siglo XIX y en los debates sobre las potencialidades del federalismo. Chiaramonte explica al federalismo como una “invención” inédita de las trece colonias anglosajonas en su independencia de Inglaterra, que se expresó en la Constitución Federal estadounidense de 1787 destacando las diferencias idiosincráticas, culturales, institucionales, religiosas, etc. que había entre esos recién creados Estados Unidos y las regiones latinoamericanas que intentaron un implante de ese mismo sistema político en estas tierras. Por esto, Raíces históricas del federalismo latinoamericano, comienza exponiendo estas diferencias fundamentales en su primer apartado: Las independencias anglo e hispanoamericanas. Allí se explica en clave comparativa las características y las diferencias de las élites anglas e hispanoamericanas tanto políticas como culturales las que en algún sentido deriva de la formación proporcionada por los colleges norteamericanos:  “(…) si bien la ortodoxia puritana en Harvard y Yale se asemejaba a la de las órdenes católicas del mundo hispanoamericano, había una gran diferencia en ambos casos, pues el control por parte de los que velaban la ortodoxia puritana no prohibía la circulación de obras de otras orientaciones. (…)[1] “Otra de las evidentes diferencias (…) es el carácter de la vida intelectual y política en las colonias (…) condicionadas por las diferentes historias de ambas monarquías ibéricas e inglesa, en especial con respecto a las doctrinas y prácticas tendientes a la limitación del poder del monarca (…) Los colonos se apoyaban en el derecho consuetudinario inglés- el common law- que realzaba los derechos individuales frente al estado y que para defender la libertad individual contra la usurpaciones del poder proveía procedimientos tales como el juicio por un jurado integrado por ciudadanos comunes en lugar de un juez nombrado por las autoridades. Por último, cuenta la influencia del pensamiento radical inglés del siglo XVII y comienzos del XVII que, durante la intensa discusión política estallada décadas antes de la independencia le proporcionó argumentos para enfocar su conflicto con la metrópolis, como se comprueba en la abundante folletería y hasta en los sermones de los predicadores”.[2] Esta comparación es un paso previo al análisis de la cuestión rioplatense en la segunda sección. El “federalismo” rioplatense explica los mecanismos de representación en un sistema político monárquico de los reyes borbones españoles, mucho antes de que surgiera la Primera Junta de Gobierno en 1810.   Y algo en lo que hace hincapié Chiaramonte son las “antiguas constituciones”: es decir normas y formas de la sociedad basadas en el antiguo derecho español, la Biblia, tradiciones jurídicas, que se mantienen vigente más allá de la adopción paulatina de las normas republicanas. Aquí se detiene en las provincias y sus trayectorias a partir del proceso de emancipación iniciado en la Semana de Mayo de 1810, para reinterpretar ideas o conceptos tradicionalmente aceptados sin discusión: como la asociación entre caudillismo y anarquía que ignora las bases jurídicas y tradicionales que los caudillos provincianos mantuvieron y aceptaron; o la confusión entre Estado Federal que une dos soberanías bajo si, (la nacional y la provincial), y una Confederación donde el poder central tiene menos peso y se conserva una mayor autonomía por parte de los estados soberanos miembros. Contribuir a la comprensión de  esta  diferencia, (entre Estado Federal y Confederación), es central en el ensayo de Chiaramonte y un gran aporte a la comprensión de la complejidad de la relación Nación-Provincias en la actualidad. En la tercera parte, El “federalismo” en otras regiones hispanoamericanas, rastrea los antecedentes y los cambios en los mecanismos de representación en la relación Metrópolis-colonia durante el siglo XVIII; y nuevamente compara este aspecto con las colonias angloamericanas. En un segundo apartado analiza las soberanías locales en Hispanoamérica, y el papel del cabildo como gobierno estrictamente local. Por último toca los casos específicos de Chile, Paraguay, Brasil, México y la Gran Colombia. Dentro de las consideraciones finales, se expone brevemente las principales explicaciones analizadas para entender, primero, la debilidad actual del federalismo latinoamericano, al que el autor relaciona a cómo se dieron las construcciones de estados federales en Latinoamérica: provincias débiles económicamente y demográficamente, que se unen para recibir un beneficio, (a partir de su condición de inferiores) de un aparato central Estatal que logra sobreponerse a esas provincias dejándolas con menor poder de decisión. Y anexo a esto, son las características del nacimiento del Estado Federal latinoamericano, donde predomina (como en el caso argentino) la poca negociación en la construcción del Estado Federal: un caudillo líder y poderoso como es Justo José de Urquiza, luego de ganar la importante batalla de Caseros, impone (a diferencia de Norteamérica donde los estados entablan arduos debates anteriores a aceptar pertenecer a la Unión) la primacía de sus intenciones en la organización estatal. Chiaramonte entiende que dentro de la historia del federalismo se encuentra la explicación para los alcances y las limitaciones del federalismo argentino actual. [1] CHIARAMONTE, José Carlos. Raíces Históricas del Federalismo Latinoamericano- 1ª ed. – Buenos Aires, Sudamericana, 2016. Pág. 51 [2] CHIARAMONTE, José Carlos. Raíces Históricas del Federalismo Latinoamericano- 1ª ed. – Buenos Aires, Sudamericana, 2016. Pág. 37

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